Cuba: donde los goles ahora son más poderosos que los jonrones

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Jul 12, 2023

Cuba: donde los goles ahora son más poderosos que los jonrones

Fútbol contra béisbol Algunas personas creen que el fútbol es una cuestión de vida o muerte. I

Fútbol contra béisbol

Algunas personas creen que el fútbol es una cuestión de vida o muerte. no estoy de acuerdo El fútbol es más que eso, mucho más. -Bill Shankly

By Harold Iglesias Manresa (Joven Cuba)

HAVANA TIMES – La pelota rueda por el suelo. No importa si es en los terrenos o canchas de la Ciudad Deportiva, Saborit en Playa, los pueblos de Punta Brava, Zulueta o cualquier otro rincón de Cuba. En cambio, la pelota blanca con costuras rojas se ha dormido, y los goles han primado sobre los jonrones en Cuba, desde hace mucho tiempo.

Cuando comparas ambos deportes a nivel internacional, vale la pena reconocer que el béisbol ni siquiera compite con el más "universal" de los deportes, que tiene este título por una razón. Por ejemplo, la FIFA, la principal agencia de fútbol, ​​tiene 211 países oficialmente asociados; mientras que la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol cuenta con 190 países que practican alguno de estos dos deportes.

Pero vayamos al campo, donde rechinan los tacones, se levanta el césped, y la danza de driblar y esquivar y el sonido del bate y la pelota cobran protagonismo. En esta lucha hemos tratado de explicar las razones que han llevado a que la serpiente de 10 cabezas llamada fútbol se haya tragado un fenómeno de identidad nacional como es el béisbol, especialmente en cuanto a la preferencia y práctica entre las generaciones más jóvenes, los menores de 40 años.

El primer round en una batalla injusta

En mi opinión, el primer factor está ligado a la calidad desde la perspectiva del desempeño de nuestras selecciones. Cuando digo calidad, no me refiero sólo al nivel de los profesionales que practican estos deportes en Cuba, donde el béisbol sigue estando por encima del fútbol desde las categorías infantiles. Sin embargo, además de que la selección nacional llegó a las semifinales del 5º Clásico Mundial de Béisbol, nuestros equipos de nueve jugadores no nos han dado victorias significativas en mucho tiempo.

Pongamos algunos ejemplos puntuales: solo fuimos a la Copa Mundial de la FIFA 1938, por invitación, aunque en las eliminatorias de la Liga CONCACAF de 1978 y 2005 nos fue bien con otras estrellas generacionales, como la selección cubana de once que casi gana México en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2014 en Veracruz, habiendo ya vestido la camiseta en una Copa Mundial Sub-20 de la FIFA.

Añádase a esto que el fútbol no ha escapado al fenómeno de la migración. Durante generaciones, lo mejor de nuestra selección ha decidido hacer pruebas a otro nivel y desvincularse de la Asociación Cubana de Fútbol.

La transmisión de ambos deportes en el canal Tele Rebelde TV es otro indicador de preferencia. En los primeros tiempos del boom del fútbol, ​​se contaban espectáculos como Gol 360, Gol Latino, las principales ligas europeas, además de la Champions League y la UEFA Europa League, que ponían partidos, documentales y otros materiales de gran calidad.

La Liga Pequeña, la Copa Mundial de Béisbol Sub-23, la Serie Nacional de Cuba y cualquier otro torneo de béisbol con participación de equipos cubanos estaban en una batalla injusta. Tuvieron la misma suerte en las ligas profesionales del Caribe o Asia, y los juegos de las Grandes Ligas no se transmitieron.

Si bien esta barrera construida sobre zancos políticos y no deportivos finalmente fue superada después del 3.er Clásico Mundial de Béisbol en 2013, cuando el béisbol fue eliminado del programa oficial de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, franquicias que Los jugadores formados en Cuba quedaron excluidos durante un buen tiempo.

Con el deporte cada vez más globalizado y los avances en las tecnologías de la información y las comunicaciones, se esperaba que todo el andamiaje en torno al fútbol se derrumbara en la isla, con niños idolatrando a Messi, Cristiano Ronaldo, Mbappé, Benzema, Haaland y otros. de Luis Robert Moiran, Yordan Alvarez, Randy Arrozarena, Jorge Soler, Yuliesky Gourriel, o incluso Shohei Ohtani o Mike Trout, así como la apropiación de la mayor tajada del pastel comunicacional: las redes sociales y el merchandising futbolístico, sin olvidar el fenómeno de videojuegos y películas incluso.

En este contexto, si le pidiéramos a los niños que eligieran entre FIFA 2023 y MLB 2023, la balanza se inclinaría sin duda hacia el primero.

Si a esto se suma el hecho de que el fútbol, ​​como fenómeno social en muchos países, se ha convertido en una especie de religión capaz de paralizar las actividades cotidianas. La brecha sigue creciendo a pesar de que hay momentos en que un partido de béisbol, ya sea en los play-offs de la Liga Nacional de Béisbol o en un escenario internacional, ha tenido un efecto similar en millones de cubanos.

Corría el Mundial de Fútbol de 1986 en México cuando se transmitieron los primeros partidos en Cuba. Irónicamente, fue la Copa Mundial de la FIFA celebrada en EE. UU. en 1994 la que tuvimos el privilegio de disfrutar por completo.

Entonces, el béisbol estaba en pleno apogeo, con la pasión personificada en Linares, Kindelán, Pacheco, Germán y Víctor Mesa, Arrojo, "el Duque" Hernández, Ajete, Osvaldo Fernández y compañía. Añádanse a esto los encontronazos con los Senadores de San Juan, o los Sultanes de Monterrey como alardes de calidad.

Esa fue la época dorada del béisbol cubano cuando, aunque no compitiéramos contra los mejores profesionales de otros equipos de primer nivel, éramos respetados en cualquier campo que pisáramos. Sin embargo, esa supremacía del béisbol cubano duerme desde los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro en 2007, el último torneo importante que terminamos como campeones.

Para finalizar esta ronda, veamos algunos ejemplos más recientes y reconocidos de ambos deportes: la Copa Mundial de la FIFA 2022 en Qatar y el V Clásico Mundial de Béisbol. Según la FIFA, la final de la Copa del Mundo de Qatar entre Argentina y Francia fue vista por más de 1.500 millones de personas en todo el mundo, un 35 % más que la final de 2018 en Rusia; mientras que la final entre Japón y EE. UU. registró 6,5 millones de televidentes solo en EE. UU. durante la transmisión combinada entre FS1 y Fox Sports. Si bien esto representó un aumento del 69 % en los espectadores en comparación con la final anterior, la diferencia en el número de espectadores con el fútbol es enorme.

Segunda ronda: El demonio de la precariedad

Hay otro tema que también influye y está ligado a la infraestructura: es mucho más fácil montar un partido de fútbol que uno de béisbol. Para el fútbol solo se necesitan dos equipos de niños, una pelota y en el peor de los casos, dos vallas, palos o piedras para delimitar los postes de la portería.

En el béisbol, no solo necesitas un bate y una pelota, sino también guantes y otro tipo de uniforme. En medio de la severa crisis económica que atraviesa hoy el deporte cubano, el béisbol también ha caído en este agujero negro.

Nuestra industria deportiva es incapaz de producir el equipo necesario para satisfacer las necesidades de los beisbolistas o de cualquier otro atleta en las diferentes categorías; y además, la escasa producción nacional utiliza mayoritariamente materias primas importadas.

Si hubo escasez de uniformes, bates y pelotas, en la Liga Élite y la Serie Nacional, incluso con la marca Teammate, que se encarga de cubrir las necesidades de estos torneos, ¿qué podemos esperar para otros torneos de menor importancia?

La realidad es que, como país, estamos atravesando uno de nuestros momentos más difíciles, pero una potencial válvula de escape en el futuro podría ser que los principales actores económicos se conviertan en patrocinadores de equipos provinciales de béisbol en diferentes niveles.

La gestión de los estadios de las autoridades deportivas provinciales podría ser descentralizada y puesta en manos de la gestión privada, buscando así hacer del béisbol un verdadero espectáculo y rescatar el sentido de pertenencia que prácticamente se ha perdido.

También se podrían crear pequeños clubes para pagar impuestos a las academias de talentos, capaces de hacerse cargo de todo o la mayor parte del entrenamiento de un beisbolista de niño.

La Federación Cubana de Béisbol, como organismo gestor del béisbol, no viene desarrollando acciones estratégicas para intentar rescatar nuestro deporte nacional. Limitaciones aparte, ha sido condenada al ostracismo como la mayoría de las instituciones que mueven hilos en este país, independientemente de que las Pequeñas Ligas sean consideradas una especie de oasis dentro de esta indiferencia.

Aun así, la serpiente de diez cabezas llamada fútbol sigue conquistando adeptos en Cuba y se está tragando al béisbol como fenómeno sociocultural del país. Sólo queda un halo de luz de la llama que encendió el V Clásico Mundial de Béisbol y la actuación del Equipo Asere entre la población cubana. El béisbol no ha escapado al desapego o indiferencia de la sociedad que se manifiesta en las nuevas generaciones respecto a los elementos de identidad, que han sido empujados por la globalización del fútbol.

Quisiera pensar que esta realidad pueda revertirse en un futuro no muy lejano, y que veamos niños organizando partidos de béisbol en todos los rincones de Cuba, en lugar de correr detrás de una pelota blanca y negra. Pero a veces, cometo el pecado de ser demasiado optimista.

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